DAVID DEL PINO Y LUIS ORLANDINI EN LA SINFÓNICA.
David del Pino Klinge, condujo el último programa que presentó la Orquesta Sinfónica de Chile, como parte de su Temporada 2011.
Del Pino, como gran conocedor del conjunto, sabe que resortes aplicar, para obtener muy buenos resultados, en particular, homogeneidad de sonido y una profunda seriedad en el trabajo.
En esta oportunidad, dirigió cuatro obras de los más variados estilos, en una muestra de su versatilidad; la primera de ellas fue la “Danza española” de la ópera “La vida breve” de Manuel de Falla, que se destacó por la finura de los fraseos de la primera parte, así como un estupendo trabajo de las cuerdas, en particular; violines.
La segunda sección, fue brillante, con un óptimo manejo de los contrastes dinámicos; del Pino se adentró muy bien en el carácter de la obra, consiguiendo un gran éxito.
Luego, comprobamos una vez más la excelencia artística de Luis Orlandini, al interpretar el “Concierto del Sur, para guitarra y orquesta”, del prolífico compositor mexicano Manuel Ponce, obra que presenta características propias de un nacionalismo, con guiños al “impresionismo”.
La absoluta solvencia de Orlandini, a la par de su musicalidad y virtuosismo, convirtió en una joya su versión; que decir de los diálogos con la orquesta, con el atento y certero acompañamiento de Del Pino, que funde la guitarra en una perfecta sintonía con la orquesta, provocando un todo de gran belleza.
La “cadenza” del primer movimiento, Orlandini la convirtió en una sucesión de perfectos contrastes desarrollados con virtuosismo y expresividad.
Sugerente, fue el segundo movimiento, con un fino acompañamiento orquestal, esta sección se acerca mucho a un “concertante” guitarra-orquesta, que finaliza con un sugestivo y hermoso final.
Brillante y jubiloso fue el tercer movimiento, en el que se ratificó la excelencia de la versión, que finaliza con un “acelerando” de gran efecto, tocado en forma perfecta.
El “encore” un “Festejo mejicano” del mismo Ponce, arrebató de entusiasmo al público, que ovacionó, al gran intérprete que es Luis Orlandini.
La “Obertura Rosamunda” de Franz Schubert, que continuó el programa, se inició con el noble sonido orquestal, en el que se destacaron las diversas voces en una mezcla de finura y romanticismo.
La sección rápida, se destacó por la calidad de los fraseos, destacaremos el bello sonido de las maderas y bronces, y sus articulaciones, sin desmerecer al resto.
La Suite de “El caballero de la rosa” de Richard Strauss, mostró momentos muy logrados, con otros, a los que les faltó refinamiento, sin aquella magia, casi etérea de algunas de sus partes, tal vez fue demasiado concreta, incluso algo pesada en los valses, que fueron excesivamente contundentes, pero poco elegantes; incluso los cambios de tempo, fueron correctos, en pulso, pero adentrándose muy poco en el carácter, de una obra muy compleja de interpretar, por la gran cantidad de claves que posee.
Si bien el final, entusiasmó mucho a los asistentes, debido a la potencia sonora, creemos que esta se alejó del espíritu que plantea Strauss, para la obra.
Pensamos, que la versión de David del Pino, a pesar de su honestidad, no alcanzó una interpretación certera, lo que no resta mérito a un concierto, en el que los aciertos, superan con creces las objeciones, lo que señala un hecho objetivo; no es posible exigir de un director, por talentoso que este sea, que acierte en el enfoque de todas las obras que enfrenta.
Gilberto Ponce. (CCA)