ESTRENO MUNDIAL EN EL MUNICIPAL DE SANTIAGO.

NIJINSKA, SECRETO DE LA VANGUARDIA. UNA AVENTURA ESTÉTICA.

            Nijinska (Edymar Acevedo) rememorando el pasado. foto Patricio Melo

El Teatro Municipal de Santiago, se inscribió en la carrera de los estrenos mundiales, con Nijinska, Secreto de la Vanguardia, a cargo del Ballet de Santiago, en una producción, que sin lugar a duda, es digna de los mejores escenarios del mundo.

En ella se aborda la vida y obra de Bronislava Nijinska, una revolucionaria de la danza y la coreografía; y lo que no es menor, fue su decisión, que algunos roles pudieran ser bailados por hombres o mujeres, Bolero, a manera de ejemplo. Sin duda estamos frente a una gran intelectual, a la que se trató de restar protagonismo, por el solo hecho de ser mujer, en una sociedad, de aquella época, muy machista, que le costaba aceptar a una mujer que fuera coreógrafa, además de gran bailarina.

Década 1910, Nijinska con, entre otros, Diaghilev, Stravinsky, Picasso, Coco Chanel, y Los Ballets rusos de París. foto Patricio Melo

La coreógrafa española Avatâra Ayuso, con el concurso de Ignacio Vleming en la dramaturgia, se lanzaron, a lo que consideramos una aventura estética, del mayor vuelo, pues, incluso hasta determinaron, cual sería la música, que debería usarse.

Suponemos que decidieron hasta la duración que los trozos tendrían, algo complejo, pues varios de ellos, duraban lo que sus compositores escribieron; es aquí entonces, donde interviene Zilvinas Smalys, un gran arreglador musical, que además es solista en fagot, de la Filarmónica, a él se deben, los estupendos arreglos que se escucharon a lo largo del ballet, según el deseo de Ayuso y Vleming.

Vaslav Nijinsky (Gustavo Echevarría), Nijinska (Edymar Acevedo) y Sergei Diaghilev (Felipe Arango) foto Patricio Melo

Posteriormente, viene el desafío escenográfico, de vestuario e iluminación, que ubicara la acción, en torno a las primeras décadas del siglo XX, y reflejando las tendencias artísticas, de la época.

Jorge “Chino” González, fue responsable de la escenografía y vestuario, y Ricardo Castro de la iluminación, en uno de los mejores trabajos que le hemos visto.

La vida y trabajo de Bronislava Nikinska, estuvieron relacionados, con lo más granado e importante de las artes y la sociedad de su tiempo, mientras que ella, como persona, fue afectada en gran medida por los acontecimientos sociopolíticos, que conmovieron a esas primeras décadas, razón, por la que hubo que darles cabida en el trabajo, y dando además luces sobre algunas de sus coreografías.

Nos permitimos estas consideraciones, para valorar más, el resultado final, que a no ser por la ausencia del canto, casi llega al ideal wagneriano, del “Arte Total”.

Vaslav Nijinsky (Gustavo Echevarría). foto Patricio Melo

No podemos olvidar que, otra de sus características fue haber desarrollado el Neoclacisismo en la danza, por ello, en gran parte del trabajo se aprecia esta tendencia, mezclada con modernismo, incluso con la más pura danza clásica, siendo este eclecticismo, uno de los mayores atractivos del montaje.

La escenografía de Jorge “Chino” González, es tan sencilla, como eficaz, una rampa atrás, columnas por ambos lados, y un volumen móvil de cortes geométricos, que crea instancias y ambientes, este minimalismo, permitió a Ricardo Castro realizar su brillante trabajo de iluminación, de notable belleza.

Escena de las revueltas Bolcheviques, foto Patricio Melo

El vestuario, recreó muy bien la época, siendo en general bastante sencillo, salvo para la “Gran Compañía del Marqués de Cuevas”, que respondió a la excentricidad del personaje, como también para las musas de Nijinska, de un certero clasicismo.

Nijinska y las Musas. foto Patricio Melo

La coreografía y dramaturgia, resuelven con maestría, un gran problema, esto es, la gran cantidad de personajes, con los que interactuó Nijinska durante su carrera, que además condicionaron gran parte de su vida, razón por la que, algunos de ellos son solo esbozados, como Picasso o Stravinsky, y la relevancia, queda supeditada a Bronislava Nijinska, y algunos otros. Edymar Acevedo, asumió con rigor y pasión, su tormentosa vida, y en ciertos momentos bailando con la compañía, aclaremos que, Avatâra Ayuso, quiso una mujer madura para el papel, y Edymar que fuera figura del Ballet de Santiago, con 50 años, dio el perfil requerido por la coreógrafa.

Vaslav Nijinsky, Sergei Diaghilev y Nijinska joven. foto Patricio Melo

Recordemos algunas de sus escenas más brillantes; el comienzo cuando rememora el pasado, su relación de amor y angustia, con su hermano Vaslav, (ya un ícono de la danza), el desgarro ante la muerte de su hijo, o el inicio del segundo acto, donde debe interactuar, con el volumen geométrico, su relación controvertida con Diaghilev, o el como a partir de las musas, crea algunas de sus coreografías. Consideramos de extraordinario buen gusto, el cómo se resolvió, la relación de Vaslav con Diaghilev, en esa suerte de trío con la protagonista.

Nijinska joven (Mariselba Silva), Nijinsky y Diaghilev. foto Patricio Melo

Vaslav Nijinsky, su hermano, fue un extraordinario Gustavo Echevarría, con todo el virtuosismo del divo que fue Vaslav, y dejando en claro sus ambigüedades, y siendo brillante en su escena del Preludio a la siesta de un Fauno.

Sergei Diaghilev, el gran gestor de los Ballets rusos de París, figura muy importante, pues volvió a contratar a Nijinska, luego del distanciamiento, encontró en Felipe Arango, un gran intérprete, perfecto como bailarín, y con la dosis precisa del histrionismo del personaje.

Década de 1910, Nijinsky, Diaguilev y parte de los Ballets rusos. foto Patricio Melo

Henry de Carvalho, como el excéntrico Marqués de Cuevas, dio el preciso perfil que se asume para el Marqués, histriónico, ambiguo y arribista, que fue dueño de su propia e importante compañía, a este rol se le exige mucho como bailarín, y Carvalho respondió con enorme excelencia.

Leo el hijo de Nijinska, encontró en Emmanuel Vásquez, un gran intérprete, la escena de su trágica muerte, fue veraz y de gran dramatismo.

La muerte de Leo (Emmamuel Vásquez) su madre, hermana y amigos. f. Patricio Melo

El resto de los personajes fueron bailados con propiedad y profesionalismo por: Laleska Seidel (Irina Boronova)), María Lovero (Rosella Hightower), Katherine Rodríguez (Alicia Markova), María Dolores Salazar (Ida Rubinstein), Mariselba Silva (Nijinska joven), Karen Chambers (Hija de Nijinska), Francisca Montenegro (Natalia Goncharova), Ethana Escalona (Coco Chanel), Miroslav Pejic (Stravinsky), Esdras Hernández (Picasso), Mauricio Serendero (Caronte) y Carlos Inostroza (Marido-Secretario).

Leo (Emmanuel Vásquez) y parte de la Compañía. foto Patricio Melo

Quisiéramos destacar algunas de las escenas más impactantes: El exuberante ambiente de la década de 1910, en los Ballets rusos de París; la fuerza casi desgarrada de la escena posterior a la Revolución Bolchevique, y la angustia de la protagonista, tratando de defender a sus hijos; la ya mencionada escena del duelo; el brillo exultante de la escena de las musas; la del Gran Ballet del Marqués de Cuevas, que va entre el virtuosismo y la ironía; la del “Ragtime” con su mirada a la modernidad popular, para finalmente y acompañada del Bolero de Ravel, la muerte de la protagonista, con todos quienes la acompañaron en su vida, mientras de a poco la van dejando sola, justo cuando la música alcanza su clímax.

Gran Ballet del Marquñes de Cuevas (inicio) foto Patricio Melo

Trece fragmentos musicales de compositores tan variados como; Prokofiev, Stravinsky, Saint-Saëns, Ravel, Schumann, Manuel de Falla, Debussy, fueron arreglados por Zilvinas Smalys, e interpretados por una inspirada Orquesta Filarmónica de Santiago, dirigida por Pedro Pablo Prudencio, consiguiendo musical y muy hermoso sonido, además de seguir con mucha atención, los movimientos de los bailarines, destaquemos además, el estupendo solo de violín de Alexander Abukhovich, para la obra de Saint-Saëns, todos ellos, fueron en justicia ovacionados por el público, que no se cansaba de aplaudir, un espectáculo excepcional; el estreno mundial de “Nijinska, Secreto de la Vanguardia”, de Avatâra Ayuso, por el Ballet de Santiago, que una vez más, confirma, que se trata de una de las mejores compañías de América.

Escena final con el Bolero de Ravel, Marqués de Cuevas (Henry de Carvalho), las Musas, Nijinska (Edymar Acevedo), Nijinsky, Nijinsja joven, Diaghilev, Leo y su hermana, antes de desaparecer de la vida de la protagonista, mientras ella muere. foto Patricio Melo

Sin duda, uno de los grandes aciertos del Teatro Municipal de Santiago.

Gilberto Ponce. (CCA)

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Elisa Álvarez
Elisa Álvarez
1 Año Hace

No puedo agregar nada más a esta crítica extensa,documentada y analizada a fondo,además de las magníficas fotografías de Patricio Melo,sólo decir que las expectativas que tenía se cumplieron y mucho más.Realmente fue una fiesta visual y musical,dada la acertada elección de la música y los arreglos de Zylvinas Smalys,el ballet de Santiago sigue su camino ascendente según mi opinión,cuyos cimientos fueron construidos por las personas que lo han dirigido.La coreografía de la srta Ayuso y la dramaturgia,además de vestuario,iluminación,contribuyeron al rotundo y muy merecido éxito.Felicitaciones a todos y también al crítico por ser tan claro en su análisis y siempre tan documentado.Ya estoy esperando la próxima función que creo será Rigoletto.

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