ENTREVISTA A FRANCISCO MAÑALICH TENOR, VIOLISTA DA GAMBA Y ARPEGGIONISTA CHILENO RESIDENTE EN FRANCIA.
Francisco Mañalich foto Charles Bernard
.- Cuándo y cómo surge el interés por la música y cuando por la música antigua, porque sabemos de su experiencia rockera en su época escolar, también debido que llama la atención el hecho de cantar acompañándose en viola da gamba, algo usual en la antigüedad y abandonado posteriormente, y que en usted lo consideramos un plus; podría mencionar alguna influencia en particular.
Ya en mi temprana infancia, la música se impuso como un hábito cotidiano: no podía prescindir de tocar guitarra y cantar al volver cada día del colegio. Primero aprendí a interpretar folclore chileno y latinoamericano, por lo cual se volvió muy natural el cantar acompañándome con la guitarra. En mi adolescencia me enamoré del rock, de los arreglos bizarros que se podían crear con los sintetizadores y de los diversos efectos sonoros con los que se podía jugar. Pasaba horas y horas cambiado los sonidos de mi sintetizador Korg, escuchando atentamente con audífonos, probando los diferentes sonidos, tratando de entender cómo éstos mutaban, al modificarse los distintos parámetros sonoros… Incluso empecé a interesarme en el comportamiento de cada uno de los temperamentos (maneras de afinar) que mi teclado ofrecía. Pienso que fue en estas instancias en donde mi oído cambió radicalmente, afinándose y comprendiendo cosas muy específicas del mundo sonoro.
Al entrar a la universidad me vi en el deber de escoger una disciplina, no podía seguir únicamente cantando rock… Como ya tomaba clases de canto y de teoría musical en el Instituto de Música de Santiago, descubrí poco a poco la música antigua, ya que mi profesora de canto, Jeannette Perez, excelente docente, interpretaba a menudo este repertorio. Me pareció entonces la opción más lógica, puesto que la música barroca se asimilaba más al folclore y a la música “popular” que yo manejaba en comparación con la ópera romántica, la cual en ese momento de mi vida, no me agradaba del todo, dada su vocalidad tan particular.
Entrando al Instituto de Música de la Universidad Católica de Chile, el estudio de la música antigua se volvió mi pasión. Tuve la suerte de estudiar con un cantante experto en este repertorio, Rodrigo del Pozo, y de descubrir un instrumento para mí aún desconocido, gracias a Gina Allende, la viola da gamba. Poco a poco empecé a desarrollarme tanto en el canto como en la viola da gamba, y así como de chico cantaba folclore acompañándome con la guitarra, en ese momento nació el instinto de cantar tocando la viola da gamba, una guitarra de arco. Este tipo de performance “trobadoresca» se volvió poco a poco mi proyecto de vida, pues hoy aplico este concepto artístico a diferentes repertorios: acompañándome con la viela para la música medieval, con la gamba para la música barroca, y con el arpeggione para la música romántica y contemporánea.
Francisco Mañalich en otra presentación foto Clara Morice
.- Qué se inicia primero, el canto o lo instrumental, a quiénes recuerda como referentes en sus primeros años de estudio?
Primero empecé con el canto y la musicología. Cantantes como Marisol González, Ahlke Scheffelt, y más tarde Rodrigo del Pozo me enseñaron el Lied alemán, la melodía francesa y la música barroca. Mi profesora de viola da gamba fue Gina Allende, y paralelamente, con Sergio Candia pude entender las especificidades de los diversos estilos “antiguos”.
.- La idea de estudiar en el extranjero, surge como imperativo personal de perfeccionamiento en la música o existieron otras razones, porque salir del país a estudiar a una edad tan joven requiere de mucho coraje, hay que abandonar familia y amistades.
En Chile, yo seguía de cerca la actividad de los ensambles barrocos, renacentistas y medievales franceses. Esto me llevó a interesarme por esta cultura, aprendí francés y decidí realizar estudios en la Sorbona, puesto que esta universidad parisina ofrecía un master en música medieval, en donde hice mi investigación teórica-práctica sobre Gilles de Bins, más conocido como Binchois, ícono del repertorio de comienzos del siglo XV.
Es cierto que se requiere coraje para emigrar a otro país. Mas, éstos son estilos musicales extremadamente complejos, por lo que sólo expertos pueden transmitir los secretos de estos repertorios tan misteriosos. Por otra parte, siempre me sedujo el llamado «país de la libertad«: su apertura de miras, su tradición multicultural, sus derechos sociales, su pasión por el arte, su grandeza política…
Francisco Mañalich foto Tristan Raynaud
.- Cómo elige el lugar donde postular y cuáles las razones, y al hacerlo postula para estudiar canto o instrumentos o ambas cosas a la vez.
Primero quise conocer los repertorios medievales, que son de gran dificultad. En cierto sentido, quise hacer todo lo académico y lo más difícil intelectualmente al inicio de mis estudios europeos. En esta instancia me formé con músicos como Katarina Livljanic (ensamble Dialogos), Benjamin Bagby (ensamble Sequentia) y Raphaël Picazos. Paralelamente quise perfeccionarme en viola da gamba junto a Nima Ben David (Conservatorio de Boulogne-Billancourt), profesora terriblemente exigente en la técnica de este instrumento. Tuve la suerte de coronar mis estudios en el Conservatorio Superior de París junto a Christophe Coin, eminente chelista y gambista.
Con respecto a mis estudios de canto, seguí formándome con diversos profesores, principalmente mediante cursos particulares y master-classes.
Francisco Mañalich impartiendo clases en Belén.
.- Podría contarnos cómo fueron los primero tiempos lejos de su país y de los suyos, sus grandes desafíos y tal vez algunas derrotas, cuáles fueron los puntos de apoyo en las dificultades que le permitieron salir adelante?
En mis primeros años parisinos, estuve plenamente concentrado en los estudios musicales. El master de La Sorbona era muy demandante, y no me quedaba tiempo para hacer otras cosas. La dificultad principal, además del manejo del idioma, fue sentirme un poco aislado socialmente: mis compañeros de estudios era muy austeros y en este sentido añoraba los pasatiempos santiaguinos y la ligereza de la vida chilena. Poco a poco empecé a tener conciertos con diversos grupos, lo que me permitió ampliar mi círculo social y así frecuentar gente más alegre y dinámica.
.- Cuéntenos por favor acerca del desarrollo de su carrera en Francia y otros lugares, tanto como solista o integrante de pequeños conjuntos.
Saliendo de La Sorbona y del Conservatorio Superior de París, mi actividad laboral creció rápidamente, y empecé a colaborar con múltiples ensambles de música antigua: Sequantia, Dialogos, La Fenice, Correspondances, Les Paladins, Ensemble Barroque de Limoges, Compagnie La Tempête, Il Festino, Le Poème Harmonique, Cappella Mediterranea, entre otros. Quizás la experiencia que más me marcó fue la producción del Burgués Gentilhombre, creada en el teatro parisino Les Bouffes du Nord, dirigida por Denis Podalydès y Christophe Coin. Con esta ópera-ballet estuvimos de gira por años, recorriendo el mundo entero (Francia y Europa, China, Rusia, EEUU…), y de hecho, seguimos hoy dando funciones, principalmente en la Ópera de Versalles. Esta experiencia resultó significativa, ya que mi performance en esta pieza consiste en tocar la viola y la guitarra además de cantar la música compuesta por J.B. Lully, compartiendo un espacio artístico sofisticado, junto a músicos, actores y bailarines de gran nivel.
Escena de la obra de teatro Le Rêve et la Plainte de Nicole Genovesse foto Claire Nollez
.- En qué dirección quiere enfocar ahora su carrera, hemos visto acercamientos a arias de Mozart como también a un compositor tan alejado de lo renacentista o barroco como Puccini en su Misa de Gloria, que le vimos en You Tube, incluso también le hemos visto cruces con el rock.
Sin duda he querido con el tiempo concentrarme en repertorios diversos: he creado mi propio ensamble, Comet Musicke, con el cual abordo el repertorio medieval, renacentista y barroco. En paralelo, canto otros estilos, como la ópera del siglo XIX; por último, el arte trabadoresco de cantar y tocar un instrumento me ha permitido abordar repertorios de cámara románticos y contemporáneos, así como componer música para obras de teatro y espectáculos musicales.
Mi voz se adapta cada vez más al repertorio lírico italiano del siglo XIX.
.- Cuáles considera sus mayores logros musicales y personales, y ha pensado desarrollar parte de su carrera en nuestro país.
Creo que me siento satisfecho con el camino que he recorrido, sobre todo por el hecho de haber abordado diferentes estilos musicales, y cada uno de éstos en profundidad. El próximo mes de mayo retomaré una obra de teatro escrita por mi colega Nicole Genovese, “Le Rêve et la plainte” (El sueño y el lamento), en donde canto y toco la viola da gamba. Para esta creación teatral compuse también la música, en un estilo moderno pero inspirado en el barroco, dado el contexto versallés per-revolucionario del texto.
He venido a Chile con mi colega Marco Horvat (cantante y teorbista) y luego con mi ensamble Comet Musicke (que reside en Francia), con quienes he dado conciertos en salas como el GAM, el Teatro del Lago, el Espacio Lo Matta, entre otros.
El Comet Musicke, en «Il Combatimento di Tancredi e Clorinda de Monteverdi
Me gustaría mucho seguir participando en proyectos nacionales, sean éstos operáticos, contemporáneos o barrocos. Veremos lo que me depara el destino en Chile.
Gilberto Ponce.
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