NOTABLE CONCIERTO DE LA SINFÓNICA NACIONAL DE CHILE.
La Orquesta Sinfónica Nacional de Chile, continuó con su temporada 2023, con un concierto dedicado al romanticismo alemán, el que fue dirigido por el excelente maestro español José María Moreno, quien tiene a estas alturas, un más que interesante currículo internacional.
Algo que, por lo apreciado en su presentación, no es de extrañar, pues tiene ideas muy claras, sobre lo quiere, y lo más importante, comunica a sus músicos muy bien lo que desea, quienes responden con la mejor disposición a sus requerimientos.
El maestro español José María Moreno, en pleno concierto. foto Juan Pablo Garretón
Su gesto, es preciso y expresivo, con el que marca fraseos e intencionalidades, incluso recordando articulaciones; en las versiones que escuchamos, trasunta energía y arrollador entusiasmo, y al mismo tiempo sensibilidad, por ello tal vez, logra una corriente afectiva, con sus músicos, que le responden entusiastamente.
El programa consultó solo obras de Ludwig van Beethoven y Johannes Brahms, la Obertura para el único ballet compuesto por Beethoven, «Las Criaturas de Prometeo», su Concierto para violín y orquesta en Re mayor, y la Sinfonía Nº 1 en Do mayor de Brahms.
Luego de la interpretación de “Las criaturas de Promenteo”, el destacado violinista chileno Freddy Varela, que actualmente es concertino de la Orquesta del Teatro Colón de Buenos Aires y director de la Camerata de Bariloche, fue el solista del concierto de Beethoven, con un hermoso y sólido sonido, además de ser muy expresivo, y mostrar estupenda técnica.
Las cadenzas del primer y tercer movimientos, mostraron lo mejor de sus características, arrojo, gran sonido, manejo estupendo en las dobles cuerdas y armónicos, logrando meridiana claridad en las dobles melodías.
El solista Freddy Varela, interpretando Beethoven. foto Juan Pablo Garretón
El enfoque del primer movimiento fue sereno, más cercano a lo clásico, pero muy expresivo, el acompañamiento de Moreno, fue cuidadoso, con un muy hermoso sonido de la Sinfónica.
Luego y sin batuta, el director abordó el segundo «Larghetto», permitiéndole, acentuar el lirismo que posee, podríamos decir, que el director dibujó con sus manos la música. Los diálogos solista/orquesta, fueron de poética belleza, con un sonido orquestal a ratos entrañable, que fue replicado con enorme musicalidad por Varela.
Luego de la breve cadenza, el solista ataca el «Rondó- Allegro», que tal vez vez fue demasiado apolíneo, por ello es que, cuando la orquesta replica el tema del violín, Moreno cambió el carácter, otorgándole briosa intención, que también fue asumida por el solista, consiguiéndose de esta forma una versión que atrapó la atención del público.
El solista dio muestras de lo mejor de sí, incluidas esos pizzicato tan importantes, de algunas frases, por ello el público (la orquesta incluida) le otorgaron a Varela, Moreno y la Sinfónica, un muy larga y merecida ovación.
En la segunda parte, se escuchó la Sinfonía Nº 1 en Do mayor de Brahms, en una vibrante versión, donde la orquesta mostró sus mejores valores.
Moreno tiene un concepto muy claro, sobre lo que desea de su versión, en la que predomina la expresividad, pasión y fuerza, consiguiendo, de una orquesta inspirada, una sólida respuesta, tal vez más de alguien, se podrá sorprender con algunos tempi, más rápidos que lo habitual, pero entendamos, que estos están insertos perfectamente, en el concepto global de la versión.
Ya desde la introducción del primer movimiento “Un poco sostenuto. Allegro”, con los solemnes golpes del timbal, se apreció cual sería el enfoque, le sección rápida que sigue, fue de desbordada pasión, donde cada familia instrumental, se disputaba el hacerlo mejor, bellísimo sonido de las cuerdas, replicado por maderas y bronces.
Sereno a la vez que alado fue el segundo “Andante sostenuto”, en el que las maderas “cantaron” bellamente sus partes, en una fusión total con el resto; en este movimiento Moreno expuso muy bien, los contrastes de carácter que este posee.
La familia de las flautas en Brahms. foto Juan Pablo Garretón
El tercero “Un poco allegretto e grazioso”, se hizo con un carácter más luminoso con frescura y liviandad en tempo, Moreno destacó las frases de instrumentos a solo, siempre insertas en el concepto general.
La introducción del cuarto «Adagio- Più andante- Allegro ma non troppo, ms con brío» nos mostró unos perfectos y expresivos pizzicato, y el resto del movimiento fue un verdadero goce de escuchar, solemnes y poderosos los bronces, de hermoso y musical sonido, los contrastes dinámicos, así como los ataques y cortes precisos, al igual que en el resto de la versión, si a ello sumamos, intencionalidades, fraseos y articulaciones, a veces asombrosa en su perfección, no fue extraño, que al final de la versión, el público simplemente explotara, en las mas grandes y ruidosas ovaciones, para la versión de José María Moreno y la Sinfónica, en una velada excepcional.
La familia de los cornos en la Sinfonía de Brahms. foto Juan Pablo Garretón
Llamó poderosamente la atención, que a las ovaciones al director, se agregara la orquesta, con aplausos y “pataditas” sobre el piso, sin duda alguna, eso significa, que tanto para el público, como para la orquesta, el director, debiera volver al podio de la Sinfónica Nacional de Chile, pues se trata, de un verdadero aporte.
Gilberto Ponce (CCA)