VIRTUOSISMO JAPONÉS EN LA BEETHOVEN.
El último concierto de la Temporada Internacional Fernando Rosas de la Fundación Beethoven, fue una muestra inconmensurable de virtuosismo a cargo de dos artistas japoneses, Seiya Ueno en flauta y Ryutaro Suzuki en piano, quienes mostraron a lo largo del interesante programa no solo musicalidad y estupendo acercamiento al estilo, terminando por maravillar al público con cada una de sus intervenciones.
Seiya Ueno quien a pesar de su juventud ha ganado una importante cantidad de galardones en diversos concursos internacionales, mientras que son numerosas las salas y orquestas de primer nivel donde se ha presentado como solista, cosechando siempre un fervoroso éxito.
Igualmente joven es Ryutaro Suzuki quien posee un currículo tan importante como el flautista mostró como pianista una digitación y musicalidad simplemente asombrosas.
Ambos se complementan a la perfección tanto en intencionalidad como en fraseos y articulaciones, haciendo de las obras que interpretan un goce de escuchar, algo que fue evidente desde la primera obra del programa, la Sonata para flauta y teclado en Mi menor de Johann Sebastian Bach, en ella se apreció ya desde el primer movimiento el hermoso sonido que posee Ueno, luego en el Allegro siguiente mostraron coherentes fraseos y articulaciones, mientras que el fiato del flautista provocó admiración. Un enorme triunfo lograron en el Andante interpretado sensiblemente expresivo, mientras que Allegro final fue un lujo en los diálogos entre ambos, mostrando además enorme virtuosismo.
Drástico fue el cambio de estilo al interpretar luego Ma mère l´Oye (Mi madre la Oca) de Maurice Ravel, en arreglo del propio Seiya Ueno en el que acentuaron su carácter a ratos melifluo y oriental, haciéndolo con la más perfecta complementación, con gracia sutil o bien más concreta, difícil olvidar el ensoñado carácter del Diálogo entre la Bella y la Bestia, o el lánguido y expresivo final que incluye una progresión dinámica y expresiva de enorme impacto.
Esta versión utiliza al máximo los recursos técnicos de la flauta, los que fueron resuelto en forma brillante por Seiya Ueno, contando siempre con el musical y ajustado acompañamiento de Ryutaro Suzuki.
Ante los clamorosos aplausos los solistas interpretaron una brillante Fantasía de la ópera Carmen, también de la autoría de Seiya Ueno, que dejó atónito al público.
En la segunda parte se interpretaron dos Tríos, incorporándose como chelista el concertino de la Sinfónica Celso López, quien curiosamente no aparece en el programa de mano, creemos que a López sin duda le hicieron falta más ensayos con los dos invitados, ya que si bien tuvo momentos exitosos, en otros se le vio poco afiatado con la flauta y el piano, y a veces con afinación poco precisa, siendo para él una situación algo injusta, ya que los músicos invitados tienen tiempo tocando juntos, y con López deben haber sido a lo más un par de ensayos, sobre todo considerando que se trataba de obras de gran dificultad.
Primero interpretaron el Trío en Si bemol mayor Op. 11 de Ludwig van Beethoven, escrito originalmente para clarinete, cello y piano, en el se apreció falta de afiatamiento con el cello, aunque en el primer movimiento se logró adecuado carácter, pero fue evidente una cierta incomodidad en los intérpretes, por ello y a pesar de algunos logros en su desarrollo, no seguiremos nuestro análisis.
Algo similar ocurrió con el bellísimo Trío para flauta, cello y piano en Do menor, Op. 66 de Felix Mendelsohn, obra de enormes dificultades para todos los intérpretes, aunque para el piano estas son monumentales, encontrando en Ryutaro Suzuki un intérprete formidable.
El extremo virtuosismo exigido por el autor maravilló a los presentes, debido a la respuesta de los intérpretes.
Las ovaciones llevaron a Seiya Ueno a interpretar como encore un ensoñado Debussy.
Gilberto Ponce (CCA)